La Toxina Botulínica, comúnmente conocida como Botox por el nombre de la primera marca que lo comercializó, empezó a utilizarse en oftalmología para corregir el estrabismo. Posteriormente, se extendió su uso al área de neurología para tratar ciertas enfermedades, pero ha sido en el campo de la Medicinad Estética donde se ha popularizado, llevando cerca de dos décadas utilizándose. Aunque en nuestro país no somos muy dados a contar los tratamientos de Medicina Estética que nos hacemos, según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética, Estados Unidos, España y México son los países donde más se utiliza el Botox, para el rejuvenecimiento facial.

Por su facultad de producir relajación en el músculo de la zona tratada, el Botox se emplea para eliminar las arrugas de expresión. Su aplicación se centra en el tercio superior (frente, entrecejo y contorno del ojo, las conocidas “pallas de gallo”). En muchas ocasiones, simplemente con eliminar las arrugas de estas zonas, notamos un cambio espectacular y un rejuvenecimiento global en la apariencia de nuestra cara.

En España solo está permitido su uso en el tercio superior. En otros países se permite su utilización en arrugas peribucales, cuello, escote, etc.

Al relajar el músculo, evitamos la aparición de arrugas y disminuimos drásticamente las ya existentes. El efecto se aparecía dos o tres días después del tratamiento y tiene una duración de entre tres y cinco meses, dependiendo del paciente. Además, al haber tenido relajados los músculos de la zona durante el periodo de duración del tratamiento, contribuimos a que las arrugar de expresión vayan a menos.

Algunas personas no responden al tratamiento o les dura muy poco porque «el organismo lo degrada», sin que se produzca el efecto deseado. Se trata de personas que pueden tener anticuerpos a la Toxina Botulínica y que, por tanto, la eliminan o personas que por tener un metabolismo más rápido, degradan la toxina de forma más rápida a lo habitual (es frecuente en deportistas cuyo metabolismo está más acelerado).

En dosis minúsculas se inyecta con una aguja extrafina en la zona que se desee tratar. Se puede realizar en una o dos sesiones, dependiendo de las necesidades de cada paciente.

Prácticamente no tiene contraindicaciones, exceptuando su uso en embarazadas como sucede con otros muchos tratamientos Médicos, y son raros los efectos adversos, como una reacción alérgica. Tras la sesión pueden aparecer rojeces debido a los pinchazos realizados, que desaparecerán en uno o dos días. En pacientes con una sensibilidad más acusa, puede aparecer dolor o molestias en la zona tras el tratamiento. En estos casos, prescribo el tratamiento analgésico que se debe seguir. Transcurridos un par de días las molestias desaparecen.

Es muy importante que nos pongamos en manos de un profesional. El tratamiento con Toxina Botulínica debe ser realizado por un Médico especialista en Medicina Estética que conoce perfectamente la disposición de los músculos de nuestra cara y sabe cómo se debe aplicar el Botox.

Su uso abusivo, en mi opinión mal aconsejadas, por parte de algunas estrellas de Hollywood ha dado lugar a algún falso mito entorno al uso de la Toxina Botulínica

En el caso de su correcta aplicación, el efecto de la Toxina Botulínica nos da una apariencia de tener el rostro más relajado y joven, SIN PERDER EXPRESIVIDAD. De ahí la importancia de ponernos en manos de un Médico especializado en Medicina Estética.

En ningún caso el Botox se utiliza como material de relleno. Ni labios, ni pómulos, ni en ninguna otra parte de nuestra anatomía se utiliza el Botox para dar volumen.

Tras tres o cinco meses después del tratamiento el efecto del Botox desaparece, aunque vamos evitando que las arrugas de expresión vayan a más.

Las cremas efecto Botox hacen lo mismo que un tratamiento con Botox – FALSO

Ningún tratamiento cosmético produce el efecto rejuvenecedor de la aplicación de la Toxina Botulínica en consulta.